miércoles, 27 de octubre de 2010

La misteriosa afeitadora del Sargento Kiko (parte 1.3)

-"Hojalata" se escribe con las mismas letras que "poronga", me parece. Dijo pensativamente el Sargento; con un divague infinito en la mirada. La abuela lo admiro en silencio. -Hola abuela Corticoides! Como se encuentra hoy?, a mi me arden los Siberianos, los angelitos de cuero, Ud. entiende. Continuo el fornido anciano mirando, ahora si, en dirección a los pequeños ojos  de la abuela. -Don Kiko! Como paso Usted la noche? el día, mejor dicho! (Aunque el Sargento no era vampiro, había adaptado sus habitos de sueño para no vivir a contramano del resto de los huespedes del Olfanato)  ajjaja Estoy tan cansada hoy!. -Como me gusta el Papodromo!...Como me gusta el Papodromo!!. Dijo El Sargento Kiko.......acto seguido encendio la Afeitadora y la expresión de su rostro se transformo por completo. La abuela se mantenia inmóvil

Por décadas fue una tradición,... en realidad, desde que el Sargento Kiko había adquirido de un comerciante sueco el ostentoso artilugio afeitador. En realidad no era sueco, pero le decían "el sueco", por su cara, de frente era casi calcada de un zapato de madera europeo. La afeitadora en cuestión le había sido obsequiada por un traficante de telgopor uruguayo que al encontrarle utilidad, ya que era lampiño del cuerpo todo.
Esta rebanadora de vellos era berreta.
La tradición constaba de afeitarles los testítculos a los niños en su última noche en el lugar, y lo que la abuela Corticoides había temido por varios años...hasta casi lo había olvidado, casi logro engañarse de que podría escapar a ese momento en donde debía bajarse los lienzos y su secreto quedaría al descubierto....tenia pito....y más grade que el del sargento.

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